martes, abril 25, 2006

Paco de Lucia

Mi padre compró hace tiempo una colección que vendían en quioscos. Pues bien, ahora la escucho yo. Me propuse que cada día entraran por mis sentidos los sonidos hechos arte de este guitarrista. Pero no es sólo guitarra, también hay cante flamenco. Y tengo que decir que me parece fabuloso todo ese mundo traído a la cultura por los gitanos. Ya entré en los dominios de la música más clásica española, como es la Zarzuela, y ahora le tocó el turno al flamenco. Voy haciendo las cosas según las vaya sintiendo. Intento no hacer nada forzado, aunque me pueden enseñar en clases algo que no me gusta, luego le doy la vuelta y me interesa.
Me siento en el salón de casa y me dejo llevar por los pensamientos, mecidos por el suave sonido de un tipo de musicalidad típica española.
La música tiene más dentro de sí, es como un idioma, pero al carecer de estas palabras que unos entienden y otros no, les llega a todos. Eso sí, les llega a unos de una forma y a otros de otra. Unos sentirán unas cosas bien distintas de otros. Cada uno tenemos nuestras particularidades bien enraizadas en nuestro corazón. Y eso pasa con todo, por ejemplo con el lenguaje, y algo de ello debe hacerlo mudar con los tiempos. Si digo ventana, uno entendera una cosa y otro otra. Pueden incluso parecerse muchísimo lo designado, pero yo la vería con un paisaje con montañas, y otros la vería con cortinas. Eso es lo que hace el lenguaje tan inestable. Y es muy normal que hayan tantas lenguas, pues cada uno tiene un pensamiento, una sensación de la realidad diferente.
Estos días estoy aprendiendo mucho más, voy más rápido. Me bajé del emule un libro de la historia del español(castellano dicen en muchos sitios). Es de Lapesa y está muy bien. Con la ayuda de un diccionario de griego que también me baje del emule, entro en los dominios de nuestro vehículo de comprensión, de relación unos con otros. Con el lenguaje le damos al otro nuestra vida.
Debe haber algo más detrás del lenguaje. Creo que hay un pensamiento que no trabaja con palabras, pero están estas palabras ocultándonos la senda. Por ahora yo continúo con mis cosas. Pero de seguro debe haber algo detrás de todo. Y debemos dejar de lado la religión para encontrarnos con cosas reales. Pasarán los siglos y aquí seguirán unos seres pequeños perdidos sin saber nada, con sus guerras y sus formas de guerrear.
He incluso grabado un diccionario de noruego antiguo. Todo ello me hace continuar, y forma mi persona y si alguna vez saco algo será de todos sin yo pronunciar una palabra. Me gustaría que yo hiciera algo y sin que nadie sepa quien soy yo tenga beneficios de mi esfuerzo. Sería como si eso no fuera mío, sino de todos. ´
El mundo sigue igual, por ese camino de la adultez, o sea de la guerra. Ser adulto siempre ha sido lo mismo: ser más fuerte. Pero porqué la naturaleza crea a seres como yo, que no valen nada, que no es capaz de ganar un euro enfrentándose a los demás? El otro día pensaba en nuestra situación, estamos aquí y todo nos es hostil. O sea, tenemos que buscar la comida, el cobijo, la tierra tiembla, las tormentas nos anegan. Y encima de todo eso tenemos una sensibilidad increíble. ¿Qué pinta esa sensibilidad tan a flor de piel? no nos vale para nada. Y aún el más despiadado de los humanos siente algo por la belleza, por la poesía, por la muerte de alguien. Las artes que tenemos no son nada más que eso, grandes fardos de sensibilidad, pero nos gusta llevarlos, somos pura emoción.
Cada vez más me siento inclinado por la paz, con ganas de limpiar mi Alma. No aguanto las reuniones multitudinarias, las ciudades llenas de gente. Prefiero encontrarme a mí mismo, prefiero saborear mis pensamientos. Todos los días sueño con un tiempo en Rascafría o en otro lugar, paseando tranquilamente.
Estuve en otro pueblo de la gran comunidad de Madrid: Chinchon y Fuentelaguna. Fenomenales lugares, llenos de pensamientos, plagados de emociones de nuestro pueblo español.